viernes, 19 de junio de 2009

"Coraline" de Neil Gaiman & "Los mundos de Coraline" de Henry Selick

-Todas las mañanas habrá un mundo nuevo para ti. Si te quedas, tendrás todo lo que desees.

Coraline suspiró.

-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?



Quería comenzar este post de esta obra literaria y su correspondiente adaptación cinematográfica porque encierra en sí mismo una enseñanza que, a pesar de ser obras dirigidas a priori a un público infantil-juvenil, bien podría recibir el conjunto de la población.

Es un cuento de terror infantil pero no infantiloide, protagonizado por una niña que demuestra una gran determinación, una bruja mala en forma de la “otra madre” a la manera de los cuentos clásicos y con todo un mundo mágico lleno de personajes producto de la imaginación del autor.



Hay un detalle muy destacable, que aparece bien explicado en la siguiente reseña, y es el hecho de que lo que se intenta no es proporcionar un retrato psicológico de una niña, se mantiene una cierta distancia con ella, sus miedos, pensamientos, intenciones, los tenemos que interpretar nosotros, si es que es nuestro objetivo, a través de sus palabras o acciones (en el caso de la película también de sus gestos obviamente) y no son nunca explicitados. Eso nos aleja de posibles explicaciones simplistas o condescendientes sobre el comportamiento de los niños.

La adaptación cinematográfica sigue fielmente el desarrollo del libro, respetando su esencia y las ideas que quiere transmitir, aún así obviamente se presentan algunas diferencias que me gustaría destacar.

En primer lugar los propios personajes, el imaginario propio del director Henry Selick (nadie podrá negar que es el autor de Pesadilla antes de Navidad), es un mundo tan particular que traslada al mundo “real” de la obra a personajes absolutamente mágicos como el vecino trapecista, el sr. Bobinsky, personajes que son tanto o más increíbles que en su versión “mágica”. Esa manera de representar el mundo que ya habíamos visto en la película anteriormente citada vuelven a aparecer, la entrada del niño Wilborn, la aparición del trapecista o la verdadera otra madre, cuyas manos son el punto más terrorífico (a mi modesto entender) del film.

En segundo lugar, el refuerzo en imágenes y hechos de ciertos apartados del libro, la imperfección de unos padres frente a la perfección de los otros, poses que la niña va desenmascarando con el paso del tiempo, ni sus padres (agobiados por el trabajo) son tan malos, detalle de los guantes que no aparece en el libro, ni sus otros padres son tan perfectos (en cuanto la niña no acepta el otro mundo todo se complica).

La cita con la que empezábamos este post no está trasladada directamente a la película, es una secuencia que va siguiendo paso a paso la narración y al llegar al punto exacto si que se transcribe el suspiro de la niña pero con sobran las explicaciones, sus actos nos lo están diciendo, es algo que me ha encantado de esta adaptación, la conversión exacta de la idea de la obra original pero metiéndola dentro del imaginario propio del autor y en un sistema, stop-motion, que no hace otra cosa que potenciar ese universo mágico.

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