domingo, 14 de junio de 2009

"Buenos días, pereza" MAIER, C. 2004

Es este un libro con vocación de nueva biblia de los asalariados del mundo empresarial, por su manera de expresarse (críticas desde dentro, optimización de esfuerzos, etc.), por el contenido subversivo (supuestamente el menos), porque ofrece soluciones concretas a casos concretos para la supervivencia en el trabajo y porque, además del tema que trata, es divertido por momentos, arrancando incluso alguna carcajada en la explicación de algunas situaciones absurdas de lo cotidiano.



Parten las argumentaciones de una crítica feroz a la “empresa”, a la que se le atribuyen cualidades humanas, como si fuese uno más, olvidando que somos los propios humanos los que nos dirigimos los unos a otros y que en nuestras acciones nos definimos, se reflejan sobre los comportamientos del mundo empresarial hechos tan humanos como la discriminación, lo políticamente correcto de cara a la galería u otros comportamientos se camuflan pero son el verdadero soporte teórico de las compañías:

“Un ámbito donde se supone que las oportunidades se reparten de forma equitativa, es inevitable pensar que el parado ha hecho algo para merecer su situación (…) ¡es culpa tuya, por supuesto!”

“Francia se identifica con los miserables de Víctor Hugo, pero ningún francés está dispuesto a contratar a Jean Valjean”

La autocrítica no aparece por ningún lado (y aquí creo que es uno de los puntos donde pierde fuerza lo expuesto), frente a una crítica en ocasiones bastante dura del entorno, en realidad la autora no defiende que se haya llegado a una situación de ruptura o de verdadero cuestionamiento de lo que ocurre:

“No vale la pena cambiar el sistema, oponerse a él es reforzarlo; criticarlo es darle una mayor solidez. Evidentemente, puedes permitirte alguna broma anarquista (…), instituir un día de “llamaré a la oficina para decirles que estoy enfermo”. (…) Resulta divertido, pero la rebelión estaba bien para los críticos de los años setenta, gente que todos sabemos en qué se han convertido (en empresarios).”

Que lo mejor que nos quede por hacer sea nada, es una de las ideas más pesimistas que recuerdo. En realidad lo que propone no es una revolución, solo aspirar al puesto del que se mofa, hacer lo menos posible y descargar sobre otros el trabajo, convertirse en aquellos a los que se critica, eso es lo más desolador. No solo se abandona cualquier actitud constructiva sino que la única posibilidad que queda es disfrutar de los beneficios, muchos o pocos, que le queden por producir. Aunque el libro sea de 2004, es este un momento donde podría aportar algo más, y eso es de lo que adolece, le falta ese algo.

Al margen de esta valoración se plantean otros temas más secundarios en la trama, herramientas de las que se sirve la empresa para desarrollar sus objetivos, y uno de ellos es la búsqueda de la unificación de las personas, en un mundo de supuesta globalización, lo que se busca no es una suma de culturas, de experiencias y de personalidades, aunar nuestras experiencias , sino eliminar nuestras diferencias imponiendo un estilo unitario, como se cita en el libro, “consumir cada vez más para distinguirnos cada vez más de un vecino que se nos parece cada vez más.” Se busca limitar nuestra individualidad en beneficio de un bien mayor que no sabemos bien a quién beneficia, “tus percepciones, tus ambiciones y tus sentimientos pueden ser traducidos en tablas y curvas, y tu trabajo no es más que un “procedimiento” que hay que racionalizar.”

Por último, el lenguaje como herramienta poderosa para eliminar esa individualidad, es este un tema largamente desarrollado (procedente de la shoah, la táctica de la ideología fascista para el exterminio de la población judía, convirtiendo a los seres humanos en mercancía) en obras literarias o cinematográficas de todo tipo, en este sentido me gustaría mencionar la película “La cuestión humana” de Nicolas Klotz donde también se aborda el tema de la empresa y como uno de los mecanismos de anulación de la individualidad se produce a través de la lengua. Se anula condición humana anulando el significado de las palabras, reduciendo a las personas a números, elementos de una cadena.


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