martes, 26 de mayo de 2009

“Crónica de una muerte anunciada” Gabriel García Márquez, 1981

Aunque según el propio García Márquez: “No hay ni una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real”, y de que la historia que en este libro se cuenta esté basada en un hecho real ocurrido en el pueblo del autor, es ésta una obra de ficción. No obstante, se comporta como una concisa y ejemplarizante crónica periodística de sucesos, rigurosa, basada en los hechos y las declaraciones, no sustentada en especulaciones (vamos, contar lo que ha ocurrido aportando datos, introduciéndolos en un contexto y testimonios que los corroboren).



Como noticia ya comienza con el resultado desvelado, la víctima ya lo es, y no se pretende un juicio de la opinión pública, sino una presentación de los implicados, buscando comprender el porqué de sus acciones y reacciones a través de la explicación de lo ocurrido y sus propias declaraciones (hasta en eso se comporta como crónica periodística puesto que algunos de los implicados “no quieren” aportar su testimonio).

El tiempo se desarrolla cíclicamente, comienza y termina el día que Santiago Nasar muere, y mientras se van narrando los acontecimientos se producen saltos al pasado (para explicar historias personales, motivaciones, costumbres) o al futuro (para mostrar heridas no cicatrizadas).

La estructura del libro separa las historias de los personajes y de la propia investigación, así Santiago Nasar se comporta de un modo que solo se puede explicar suponiendo su inocencia. Bayardo San Román, expuesto al escarnio público comprueba que el dinero no todo lo compra (el tema del presupuesto de la boda refuerza esta idea). Ángela Vicario, víctima de sus propios actos, intenta una solución desesperada en la que ni ella cree para no enfrentarse a una desgracia que ya había asumido hacia tiempo y que acepta con sumisión como una carga impuesta por el destino (un detalle que queda en el aire es porqué elige el nombre de Santiago Nasar cuando le piden un culpable). Por último, los hermanos Vicario, tienen que enfrentarse a la restauración del honor familiar, es una carga que no quieren llevar pero de la que no se pueden desprender.

El tema del tratamiento del honor es una de los puntos maestros de la obra, las afrentas del honor parece que son las mayores que alguien pueda recibir, es por eso que los hermanos le comentan a todo el mundo sus intenciones, porque no hay nada mejor que tener una excusa para librarse de lo que uno no quiere hacer, escurrir el bulto, no sentirse responsable. El problema para ellos fue que se enfrentaron a un enemigo superior, la complicidad de todo un pueblo. Cuando alguien se entera de un rumor tiene tres posibilidades, indiferencia, actuación buscando una solución o el morbo de saber y comentar, es esta la opción más peligrosa, es inevitable, por el mismo motivo se mira al pasar al lado de un accidente o se comenta críticamente lo que hacen otros sin permitir juicios de lo que hacemos nosotros.

En definitiva, “relato periodístico” con mayúsculas, riguroso, bien explicado, que nos permite formarnos una opinión propia sabiendo que las lagunas en la investigación van a tener que ser resueltas por nuestra propia imaginación, pero esa ya no es función del cronista.



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